Sobre los bordes de los caminos, en los fosos, en orillo de bosque, un pasto incluso en su jardín donde un campo ahorrado por herbicidas aparecen cada año en primavera de plantas extrañas. Mal para unos, alergénicos para otras, estas hierbas, reflejo de una gran diversidad y de una belleza delicada ofrece refugio a muchos insectos que se resguardan allí y se alimentan de su polen o de la planta misma. Bienvenidos al país de los liliputienses y a veces los gigantes.